• Hi there, the reading notes have synced with my logos, so this all seems good. There are recommended readings for Bruce Waltke's "An Old Testament Theology", however I don't have the Logos version of this, rather the Kindle version. How can I extract the specific references from these course notes so I can manually look them up?
    1. If you have MS Office and paste your book.
  • If I open the Mobile Ed Course OT300—Readings it says: You do not have a copy of this document. Where is the document at? I went to Bible Study > Documents- selected OT300 Readings and then get the message "you do not have a copy of this document" , next I selected ACTIONS > Duplicate. I am very unsure how to do this.
    1. You should first click Actions > Connect. After that the document should appear in your Logos Documents menu.
    2. Nope it still does not work.
    3. Not working for me either
  • If I open OT300—Readings it says: You do not have a copy of this document. ??? Where is the doc??
    1. You have to make sure you "Connect" to it first by clicking Actions > Connect.
    2. OK, I connected, then went to Bible Study > Documents- selected OT300 Readings and then get message "you do not have a copy of this document" , next I selected ACTIONS > Duplicate. Looked in my Documents folder, I have a couple of files(I tried it a couple of times) but nothing in them. I'm stuck...
    3. The notes that everyone posted showed up in my notes this morning. That was a hugh surprise! I didn’t understand they would be displayed. I ended up with almost 1900:messages covering the entire OT511 course 😳 when I searched my notes, I got everyone’s note. I could have filtered them but decided to delete them. Easy enough to do, filter, other authors. Select the folders they have, click the hamburger stack and select delete. I also deleted the doc in my library. The reason for deleting was I wasn’t sure I ever need them and didn’t want to fill my hard drive. .
  •  — Edited

    Response Paper OT300 For my reflection on OT 300 I was intrigued by Dr. Waltke's notion of surd evil and its applicability to our understanding of the pandemic we are facing. I decided to draw on the course material to preach a sermon on God and evil from Genesis 1:2-5. I am including the text of the sermon here: Desordenada y vacía: Dios ante la maldad Génesis 1:2-5   Introducción Elie Wiesel, en su famosa memoria Noche, escribe de una escena conmovedora durante su estancia en el campo de concentración Nazi de Auschwitz. Un judío holandés fue capturado intentando proveer armas a las fuerzas armadas. Junto con el hombre, tenía un crío, lo que en ese momento llamaban un pipel. Las autoridades Nazi trasladaron los prisioneros a Auschwitz para que, como parte de su campaña de terror en contra de los judíos, fueran ejecutados allí ante la mirada de la multitud de prisioneros. Wiesel recuerda la noche cuando regresaban de trabajar y vieron las horcas acomodadas en el centro del campo. En la distancia vio la procesión de los soldados con dos prisioneros en cadenas. Uno alto y el otro bajito. En la medida que los reos se acercaban notó que el bajito era un niño – tal vez de unos 8 años de edad. Ya acercados a la horca, los soldados removieron las cadenas de los prisioneros y los dirigieron a las sillas colocadas debajo de la horca. Estiraron las sogas y las colocaron alrededor de los cuellos del hombre y del pequeño. Weisel escuchaba una voz detrás de él que preguntaba: ¿dónde está Dios? ¿Dónde está? Weisel sostenía la mirada en el prisionero. “Viva la libertad” gritó el prisionero justo en el momento que el soldado pataleó la silla. El niño miraba hacia a la multitud en silencio mientras que el sostén debajo de sus pies desapareció. Los soldados gritaban a la multitud. ¡Vean estos! ¡Así terminará cada uno de ustedes! Pero la multitud en unísono se cubría los ojos. Weisel, descubriendo sus ojos, vio el cuerpo inerte del hombre. Sus pies y brazos tiesos. Cuando alzó la vista para ver su cara vio los ojos abiertos y la lengua, de color azul, colgando por debajo de la barbilla. Movió su mirada, como no queriendo, a la izquierda y vio que el niño aun estaba moviendo. Sus piernas pataleaban y sus manos sostenían con fuerza la soga. El peso del niño hizo que su ejecución durara más de 30 minutos antes de que por fin el cuerpo fallara. Weisel recuerda esa voz detrás de él que preguntaba ¿Dónde está Dios? y comenta que en su interior contestó: Dios está allí colgado de esa horca, sufriendo una pena inmerecida y cruel. Weisel es un ateo, no como el burlador o el renuente, sino que es un ateo que ha perdido, en sus propias palabras, la habilidad de creer en Dios. Weisel enfrentó de una forma dramática lo que los filósofos han llamado el problema del mal.   El problema del mal es un enigma lógico y evidenciario. En el nivel lógico, causa dificultad cuadrar la proposición que Dios es omnipotente, omnisciente y benévolo con la realidad de la maldad que impera en el mundo. Fue el filósofo británico David Hume que lo puso de esta forma. Dijo, si Dios es todo poderoso, entonces tiene la habilidad de erradicar la maldad del mundo. Si tiene la habilidad y no quiere, no puede ser benévolo. Si quiere, pero no tiene la habilidad, no puede ser omnipotente. La existencia de la maldad en el mundo, aseguraba Hume, rotundamente niega la existencia de un Dios omnipotente y benévolo. Los ateos, por cientos de años se han agarrado de este problema lógico para justificar y racionalizar su incredulidad. En el nivel de la evidencia, sin embargo, notamos otra dimensión del problema. La verdad es que en este mundo a menudo parece que las cosas malas suceden a personas buenas y muchas veces parece que las cosas buenas les suceden a personas malas. Las desigualdades sociales, políticas y económicas seguramente explican mucho de este enigma, pero vemos también que desastres naturales, terremotos, incendios y plagas también afectan en desmedida a aquellos que como diríamos coloquialmente “no la pagan ni la deben.”   Los teólogos y filósofos se han acercado a este problema de múltiples maneras en lo que se ha venido a conocer como la teodicea. La teodicea es el esfuerzo por resaltar la justicia de Dios ante la maldad del mundo. Fue Agustín de Hipona que dijo que no hay ningún problema en realidad ya que la maldad no es otra cosa que la ausencia de Dios. Otros teólogos más recientes como Clark Pinnock, defendiendo la postura del teísmo abierto, dicen que el problema del mal no es un problema porque Dios no sabe todo. Hay apertura, dicen estos teólogos, en el conocimiento de Dios así que la maldad ocurre sin que Dios sepa. Una tercera respuesta fue dada por el filósofo alemán Gottfried Leibniz que dijo que hay maldad en el mundo pero que tal maldad es necesaria para que el mundo exista. Dios creó, según Leibnitz, el mejor de todos los mundos posibles. Si Dios quería darles a los seres humanos libre albedrío entonces tendría que permitir la maldad. De otra forma, hubiera creado a criaturas totalmente determinadas lo cual sería un mundo peor que el que tenemos. Esta respuesta fue criticada sagazmente por el satirista francés Voltaire en su obra Candide. Y por último, tenemos las respuestas de la teología actual que nos dicen que si nos va mal es porque tenemos algún pecado no confesado u otros que dicen que tal vez es una maldición generacional – que tal vez vuestros padres o abuelos o bisabuelos hicieron algo para acercarnos a la maldad.   Las respuestas filosóficas al problema del mal dejan mucho por esperar, sin lugar a duda. Pero ¿cómo es que la Biblia misma trata con este problema? ¿Qué respuesta encontramos en la Palabra de Dios a la angustiante desesperación de un Elie Wiesel? Y ¿cómo es que Dios a través de su Palabra consuela a sus hijos ante tanta maldad imperante en el mundo? ¿Cómo nos consuela ante terremotos, huracanes, maremotos y tornados? ¿Cómo nos consuela ante la maldad humana que conduce a guerras, a protestas armadas, a genocidios? ¿Cómo nos consuela ante una pandemia global de coronavirus que ya ha arrasado con más de 85,000 personas solamente en los Estados Unidos? Hermanos, la Biblia no niega la existencia de la maldad en el mundo ni tampoco limita el carácter de Dios para poder explicarlo. La Biblia nos presenta el cuadro de un Dios que se enfrenta directamente con la maldad y que la aplasta de forma decisiva. Ese cuadro inicia en la creación y no termina hasta el final de los tiempos – pero no cabe duda que ésta es la postura bíblica. En esta tarde, quiero mostrarles cómo este problema perenne del mal es tratado aun en el relato de la creación. En la creación, Dios se enfrenta no a una masa inerte ni a una colección de materiales primas. En la creación, Dios crea de la nada. Creatio ex nihilo ha sido la confesión de la iglesia cristiana por más de dos siglos. Pero esa nada es descrita en la Biblia como desorden, como un vacío, y como tinieblas que están sobre la faz del abismo. Estas palabras representan la maldad – no la maldad causada por las acciones y deseos de hombres despiadados – sino la maldad que los filósofos han nombrado una maldad natural. Se refiere a esa maldad absurda y sin razón que roba el ser humano de la vida a través de desastres naturales, de hambrunas y de plagas, pestes y epidemias.   Pero en el principio, Dios no guardó silencio ni fue pasivo ante esta maldad natural. Al contrario, intervino en el abismo, en el desorden, en el vacío y en el caos para formar el cosmos, el universo y para habitarlo de su propia creación. Esto es lo que vemos en el primer día de la creación. Vemos que Dios mueve sobre las aguas. Dice el versículo 2: “y el Espíritu de Dios movía sobre la faz de las aguas.” Dios no está ausente en la maldad. Dios siempre está presente y activo. También vemos en el primer día de la creación que Dios habla. Dice el versículo 3: “y dijo Dios: sea la luz y fue la luz.” Dios no guarda silencio ante la maldad. Y por último vemos que en ese primer día de la creación Dios nombra. Dice el versículo 5: “y llamó Dios a la luz Día y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y la mañana un día.” Dios no es impotente ante la maldad sino que Dios tiene autoridad sobre ella y ejercita esa autoridad al sojuzgar las tinieblas y al llamarlas por el nombre que Él ha determinado.   Mi deseo para ustedes, Pueblo de Dios y congregación del Señor, es que vean la majestad y la potestad del Dios que servimos y adoramos y que vean en Él la respuesta definitiva y decisiva ante toda la maldad del mundo. Como cristianos necesitamos a veces recordarnos que no vivimos como el mundo, que somos peregrinos y extranjeros en este mundo, no porque nos hemos apartado a nosotros mismos como los Amish o los quáqueros, sino que somos peregrinos y extranjeros porque Dios nos ha apartado y porque su mano protectora es poderosa sobre cada aspecto de nuestra existencia, en esta vida y también en la venidera. Necesitamos recordarnos que es en las verdades encontradas en esta Palabra que superamos la conclusión natural y lógica del mundo que todo es un absurdo, una náusea como decía Jean Paul Sartre, y que el único sentido que existe en la vida es el significado que le ponemos a cada instante de nuestra existencia. La verdad de la Palabra nos dice que el significado verdadero de esta vida es de reconocer a Dios, de darle gracias y de glorificarle y deleitarnos por siempre en El. Y este es el mensaje que vemos aquí en el registro de la creación.   Entonces, hermanos, quiero mostrarles tres aspectos cruciales de la repuesta de Dios ante la maldad que encontramos aquí Génesis 1. Primero, que Dios mueve en medio de la maldad. Segundo, que Dios habla ante la maldad. Y tercero que Dios nombra y ejerce autoridad sobre el mal.   Dios Mueve Tenemos en Génesis 1:2 una muestra de los inicios del universo. Leemos en la primera parte del versículo que “la tierra estaba desordenada y vacía y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo.” El hebreo usa la frase tohu wabohu para describir el escenario. Los autores del Diccionario Teológico del Antiguo Testamento aseguran que la frase representa “una realidad amenazante representado en el caos.” No es simplemente un vacío ni tampoco es un estado que sea descifrable en ecuaciones matemáticas. Es un estado de caos total; un estado de maldad. Pero aún ante este tohu wabohu, este estado de caos, Dios no se ha ausentado. Los deístas creen en el Dios ausente. Creen en un Dios o algún ser supremo que creó el universo y luego se fue. Para ellos, Dios es como el relojero que pone en orden todas las piezas del reloj, lo enrolla y deja que corra su curso. Pero este no es el Dios que revela la Biblia. Leemos en la segunda parte del versículo 2: “y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.” Dios estaba presente en esos primeros momentos de caos. Y no estaba viendo a la distancia, sino que estaba íntimamente conectado con cada aspecto de esa creación. La palabra en hebreo traducida “mover” en el versículo 2 es la misma palabra que se usa para la gallina que se sienta encima de los huevos hasta que salgan los polluelos. De la misma manera, Dios estuvo conectado con esta creación desordenada y vacía moviéndose, deslizándose sobre las aguas. Dios estuvo cerca de esta maldad – se movía sobre su faz.   Ante desastres naturales, tribulaciones incontrolables, peligros no entendidos, el mundo mira al cristiano y pregunta, como aquel prisionero en Auschwitz, ¿Dónde está tu Dios? Pero a diferencia de Elie Wiesel, nosotros podemos responder acertadamente que Dios está cerca. Dice el salmista en Salmo 119:151 “cercano estás tú oh Jehová y todos tus mandamientos son verdad.” Este es el consuelo supremo del cristiano – que Dios está siempre cerca, no está lejos. Pero ¿cómo podemos aprovechar de la cercanía de Dios en momentos de duda? En Deuteronomio 30:11-14 leemos: “Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo y nos lo traerá y nos la hará oír para que la cumplamos? Ni está al otro lado del mar para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar para nos la traiga y nos la haga oír a fin de que la cumplamos? Porque muy cerca está de ti la palabra en tu boca y en tu corazón para que la cumplas.” Hermanos, la Palabra de Dios es cercana a nosotros y es precisamente allí adonde tenemos que acudir cuando se nos pregunta y cuando preguntamos: ¿Dónde está Dios? La Palabra está en nuestras Biblias, está en nuestros teléfonos, está en los postes y en las paredes de nuestra casa, está en nuestra mente y en nuestro corazón. Tal vez los jóvenes se habrán preguntado alguna vez: ¿Por qué tanto fanatismo con mis papás con eso de “Bible verses” por donde quiera? Lo que tienen que entender nuestros jóvenes es que la presencia de la Palabra en cada parte de nuestra vida no es decoración ni es fanatismo. Es mantener cerca la Palabra porque cuando está cerca la Palabra está cerca Dios. Es interesante que cuando Pablo cita este pasaje de Deuteronomio en Romanos 10, dice claramente que esa palabra que estaba cerca era Cristo mismo. La presencia de Cristo con nosotros en todo tiempo en y a través de la Palabra es nuestra fuente de consolación ante la maldad absurda que nos rodea en este mundo.   Dios Habla Pero Dios no solamente se hace presente ante la maldad sino que también habla frente a la maldad. Leemos en el versículo 3: Y dijo Dios: sea la luz y fue la luz. Dios crea no por medio de fuerzas que le son inherentes ni tampoco por la fuerza de las huestes angelicales. Dios crea por medio de su Palabra. Crea al hablar. Solamente tiene que decir “sea” y es. Pero sabemos que esa palabra que en el principio dijo sea la luz y fue la luz no fue una simple expiración de aire creando una fricción que produce ondas sonoras. La palabra creadora de Dios, nos dice el autor de Hebreos fue Jesucristo mismo, el verbo encarnado. Dice Hebreos 1:2-3: “en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder.” Y Pablo nos dice en Colosenses 1:15-16 que Cristo “es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.” Y esa presencia de la Palabra de Dios hace que las tinieblas desaparezcan ante la luz resplandeciente. Dice Juan de Jesucristo en Juan 1:4-5: “En él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” Entonces, hermanos, Dios responde ante la maldad decisivamente con Cristo Jesús. Allá en la creación, la Palabra eterna dijo sea la luz y fue la luz, y en la plenitud de los tiempos las tinieblas causadas por la maldad desaparecieron para siempre porque ya no hay muerte. La muerte ha sido vencida. Dice Pablo en 1 Corintios 15:54: “sorbida es la muerte en victoria.”   Cristo mismo es la fuente principal de nuestra consolación ante la maldad en este mundo. Dice John Piper en su libro Coronavirus y Cristo: “Lo que Dios está haciendo en el coronavirus es de mostrarnos – de forma gráfica y dolorosa – que nada en este mundo nos da la seguridad y la satisfacción que encontramos en la infinita grandeza y valor de Cristo.” Y sigue explicando que “la razón por la cual Dios hace de la calamidad la ocasión para ofrecer Cristo al mundo es que grandeza suprema y plenamente satisfactoria de Cristo brilla más cuando Cristo sostiene el gozo en medio del sufrimiento.” Entonces, hermano, hermana, ¿Cómo es que coronavirus te ha acercado a Dios? ¿Cómo es que esta pandemia, esta inseguridad, este trastorno de la vida y el mundo entero, cómo es que te ha anclado en la Palabra eterna y viviente de Dios?   Dios Nombra Por último, hermanos, vemos que en este primer día de la creación Dios no solamente interactuó con la tierra desordenada y vacía y no solamente habló para que fuera la luz, sino que también nombró la luz y las tinieblas. Leemos en el versículo 5: “y llamó Dios a la luz Día y a las tinieblas las llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.” La palabra hebrea usada para “llamar” es la palabra qara. Es una palabra que indica autoridad. El que nombra es el que tiene autoridad. Nosotros nombramos a nuestros hijos y al hacerlo revelamos nuestra autoridad sobre ellos. De la misma forma, Dios nombra a la luz y a las tinieblas distinguiendo la una de la otra. Dios mantiene su autoridad sobre la maldad. En su autoridad, Dios limita la maldad y la nombra por lo que es.   Hermanos, la autoridad de Dios sobre la maldad es otra fuente de consolación para nosotros. La autoridad de Dios nos asegura que Dios limita la maldad. Dice Pablo en 1 Corintios 10:13: “fiel es Dios que no os dejará ser tentados más de los que podéis resistir sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” Dios ejerce su autoridad a nuestro favor. Siempre lo ha hecho así y por eso podemos confiar y descansar, no en el prometido milagro de la vacuna, no en ensayos clínicos de medicamentos, sino que podemos confiar y descansar en Dios, el único que verdaderamente tiene la autoridad sobre este coronavirus.   Conclusión Entonces, hermanos, la Biblia nos da una respuesta contundente al problema del sufrimiento y de la maldad. No hace falta desarrollar teodiceas elaboradas, lo único que hace falta es mirar a Jesús. Pues Jesús es la respuesta decisiva a la maldad en el mundo. Elie Wiesel vio un niño colgado, luchando por su último suspiro y sufriendo de una forma despiadada y en ese niño vio a un Dios impotente, un Dios malévolo, un Dios inconsciente. El problema de Wiesel es que estaba viendo el madero equivocado. Con los ojos puestos en Jesús vemos el sacrificio verdadero, el sacrificio trascendental que es la respuesta a todos los males, incluso a la muerte misma. Hermanos, Cristo es la respuesta al problema del sufrimiento y de la maldad. Y por eso puede decir el instructor del Catecismo de Heidelberg en su primera pregunta: ¿Cuál es tu único consuelo en la vida y en la muerte? La respuesta:   Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no soy dueño de mi vida, sino que pertenezco a mi fiel Salvador Jesucristo, quien con Su preciosa sangre ha satisfecho completamente por todos mis  pecados, y me ha redimido de todo el poder del diablo; y me preserva de tal manera que sin la voluntad de mi Padre celestial ni siquiera un solo cabello de mi cabeza puede caer; antes bien, todas las cosas tienen que funcionar conjuntamente para mi salvación. Por esa razón, por Su Espíritu Santo, Él también me asegura la vida eterna, y me dispone y prepara de todo corazón para vivir de ahora en adelante para Él.
    1. Can someone provide me with the readings that are to be done for each lesson?
      1. In the menu to the left click Bible Study then Logos Documents.
      2. they are in the course reading at the bottom of the section you are currently in. Some you will need to purchase for the full effect of your study with Dr. Waltke
    2. GOD BLESS AMERICA. - - GOD IS LOVE.
      1. Hi, just downloaded the course. Isn't there supposed to be an audio part?
        1. The audio resource has not been released yet. It will automatically be added to your library once it is available.
        2. Thanks!