La plenitud del creyente
Si toda la plenitud de Dios reside en Cristo y si el creyente está en Cristo por la fe y la regeneración del Espíritu Santo, lo lógico es pensar que los creyentes de alguna manera participamos de la plenitud de Cristo. Cristo es la fuente que nunca falla y el más puro y precioso manantial de aguas cristalinas, sólo Él es capaz de saciar la sed de nuestra alma sedienta.
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