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La explicación última del curso de la historia de la humanidad es que, al fin y al cabo, no es más que el escenario donde tiene lugar un intenso conflicto entre Dios y las fuerzas del cielo, por una parte, y el diablo y las fuerzas del mal y del infierno por otra. El autor nos recuerda que el diablo actúa no sólo sobre los individuos, sino también sobre las naciones, y le atribuye a la obra destructiva de Satanás la confusión y el caos de la sociedad en que vivimos. También afirma que en una época en que vuelve a surgir la fascinación por la astrología, lo oculto, el espiritismo y las 'doctrinas de demonios', la ignorancia de estas cosas nos llevará irremediablemente a ser derrotados por ellas. Al mismo tiempo, nos recuerda que Dios tiene la victoria final puesto que ha fijado un día en que el diablo y sus fuerzas serán aplastados y el Señor Jesucristo, el Rey de justicia, reinará sobre todo.
“El diablo nos insinúa pensamientos que entran en nuestra mente sin que nos demos cuenta.” (Page 17)
“Santiago dice: ‘¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?’ (Santiago 4:1), y contesta: ‘¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?’ Esa es la obra del diablo, que juega con la mente y con la naturaleza moral para estimular estos elementos indignos en la humanidad caída. Y ahí está la explicación de las guerras.” (Page 14)
“La Biblia establece una diferencia clara y científica entre las enfermedades, la posesión demoníaca y la locura’, afirmó. ‘No hay lugar a dudas.’” (Page 5)
“Entrando en más detalles, el diablo actúa sobre nuestro orgullo, tanto nacional como personal.” (Page 15)
“El pacifismo es una herejía, no es una enseñanza del cristianismo.” (Page 27)
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Cuando Martyn tenía cinco años de edad sus padres se mudaron a la pequeña villa de Llangeitho. Esta villa había sido testigo de grandes avivamientos en el pasado reciente entre los metodistas calvinistas; pero en los días de Lloyd-Jones la iglesia había caído en un estado de sopor espiritual. Hablando acerca del pastor de la iglesia a la que ellos asistían como familia, Lloyd-Jones dijo una vez que era “un hombre moral y legalista… Yo no recuerdo que alguna vez haya predicado el evangelio, y ninguno de nosotros tenía una idea de lo que era el evangelio”.
La segunda institución que Lloyd-Jones ayudó a crear fue la Confraternidad de Westminster. Un grupo de pastores de no más de una docena, comenzaron a reunirse en Westminster Chapel, en 1941, para tratar aspectos prácticos del ministerio. Con el paso de los años este grupo comenzó a crecer y un considerable número de pastores jóvenes comenzaron a ser profundamente influenciados por él. Como bien ha dicho alguien: “Su vasta experiencia, su profunda sabiduría y su sentido común ayudaron a muchos ministros jóvenes con dificultades aparentemente únicas e insolubles”.
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Geo S.
5/30/2020